Durante décadas, la Teoría de la Mutación Somática ha
dominado la visión convencional del cáncer. Esta teoría
sostiene que el cáncer es una enfermedad genética causada
por mutaciones en el ADN celular. Sin embargo, cada vez más
investigaciones se enfocan en un origen distinto: el
metabolismo celular y la función mitocondrial.
El metabolismo y el cáncer: la clave olvidada
Las células del cuerpo generan energía de dos formas:
- Por fermentación: utilizando glucosa en un ambiente con bajo oxígeno.
- Por fosforilación oxidativa: a través de las mitocondrias cuando hay oxígeno disponible
En 1927, el científico Otto Warburg descubrió que las células
cancerosas generan energía principalmente por
fermentación de glucosa, incluso cuando hay oxígeno
disponible. Este fenómeno, conocido como el Efecto
Warburg, implica un consumo masivo de glucosa y una
sobreproducción de ácido láctico, lo que favorece el
crecimiento tumoral.
Este comportamiento metabólico alterado ha llevado a
muchos investigadores a replantear el cáncer como una
enfermedad mitocondrial, más que como una simple
acumulación de mutaciones genéticas. Y es clave entender
que las mutaciones no ocurren de la noche a la mañana. Se
desarrollan con el tiempo, influenciadas por nuestros hábitos
alimenticios, estilo de vida, entorno, niveles de estrés y
exposición a toxinas, tomando en cuenta interacción con
nuestra epigenética.